para j.

claro que los ojos negros no eran tuyos, no te conocí hasta hace muy poco y ya estás recelando lo que era, sacando a relucir tus garras de argentinita fiera que menea la cola y se me mueve la cabeza...
si supieras lo que pasé para llegar acá no te estarías sintiendo tan segura, segura.
la marea alta como siempre y me recuerdas que cuando sonries lo más probable es que sea para un tipo que está como a dos cuadras espiándote desde hace semanas para hacer la movida ferpecta.
ni siquiera caes en el charco sin querer, pero al pisar mi chaqueta y no mirar atrás el último cartucho salta del revólver y la ruleta rusa termina con mi poesía sobre tus malditos pies ensangrentados.

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