Otra noche inmunda intentando recuperarme de ser miserablemente normal. Coqueteando con las pistas equivocadas al inicio de cada conversación. Golpeando cada bola baja hacia el siguiente derrumbe. Esto es poesía de político. Decir algo sin decir nada. Es como apretar los dientes que no pueden abrirse, la mandíbula bloqueada. Aun así, encuentro una respiración tranquila para poner fin a la racha perdedora. Cierra los ojos y salúdame. Ciérralos y permanece quieto en la esquina azul, contemplando el mar. Solo vuelve, solo di que esto no puede haber terminado. La esperanza está enferma, pero no muerta. No te vayas todavía. No te reconviertas en nada. No mueras y te des la vuelta. Simplemente no lo hagas. Este sentimiento que no puede ser sacudido, este disco rayado de un sentimiento, es casi demasiado, demasiado desnudo, pero tampoco lo es, porque necesitamos tener ese último pedazo de energía, esa última risa que puede o no devolvernos. No parece justo salir en la cresta ondulada de ...
Sentado en la mesa tipeando en el computador se me ocurrió que quizás podría escribir una novela. Una de esas que se venden por 10 lucas en una librería y, que si suficiente gente la lee, se convierte más tarde en una película que hace que todos los críticos diga que el libro era mejor, pero que rescata su esencia, la historia en su intimidad, y luego la reinventa con propósitos comerciales en un intento de llenar salas y luego vender y arrendar para aprovechar hasta la última gota la propiedad intelectual que las generó con miras a generar suficiente dinero para… Cuando chico me imaginaba que un mundo perfecto funcionaría sin dinero. En la universidad tuve un profesor que decía que el mundo perfecto era uno en que la mitad de la gente divertía a la otra mitad, la mitad del tiempo y vice versa. Quizás mi ideal iba en el mismo rumbo, en un mundo en que las diferencias no fueran marcadas por lo que tienes o potencialmente puedes tener, en un servirse todos a todos, en vez de unos traba...
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