a la vuelta de la esquina me iba a encontrar un boleto de micro, este boleto me iba a dar un nombre y un número que podría elegir, según la calle donde cayera. Lei con calma las instrucciones ocultas en el boleto, la dirección escogida estaba a pocas cuadras, así que podría ir caminando. Debía preguntar por el amigo de Pedrito, era una antigua contraseña que funcionaba bien para entrar a casas desconocidas. Pedro no estaba en casa, más bien no estaba en la productora, la casa antigua era una de esas miles de productoras que se alojan en stgo como palomas agarrando migajas. La parte dificil venía ahora, qué chuchas hacer ahí. Eso estaba por verse. No aparecía ningún personaje decente como para incluirlo en la película y las baterías de la cámara oculta que nos prestaron estaban a punto de caerse al vacío. Sentado en un sillón viejo me vino a buscar una chiquilla bien bajita. Ahí estaba, le pregunté si quería irse de ahí a tomar un café. Me preguntó si me estaba insunuando y le dije que...