suavemente
sabía que no podía parar. las veces que había visto esto en mi cabeza todo había pasado muy distinto. las luces se estaban por apagar y todavía no estaba listo. no había música para desconcentrarse. no veía nada más que la piel de su espalda, respiré profundo y la abracé intentando alejar las dudas, de ambos. nunca pude negar la espalda de una mujer. la recosté a mi lado y cerré los ojos esperando que ella hubiera hecho lo mismo. luego le dije que se durmiera y en la mañana pensábamos en el resto. "ya fue, no recuerdes nada..." dijo antes de dormirse, no sé si se hablaba a ella o me lo decía a mi. la cama parecía grande para los dos, y sucia para ella. nos tendríamos que acostumbrar. la vela que quedaba prendida se apagó. me dormí llorando y tratando de recordar por qué la había golpeado.