nadal
me saqué toda la ropa. me llaman una y otra vez y no quiero entrar. la noche cayó demasiado temprano como para una siesta sin dolor, y la última musa desapareció por las cañerías sin decir el último adiós. nadal. lluvia de hielo y un caimán que está perdido entre londres berlín y talca. la suerte nunca se lee de la mano, cae en la cabeza sin pelo del osado constructor de sueños muertos. alemania. pd: las holandesas son como angelitos sobre bicicletas y yo no sé rezar.